miércoles, 26 de junio de 2013

DESARROLLO SOSTENIBLE



Desarrollo sostenible, ecoeficiencia y el incierto futuro de la Tierra
¿Estamos a tiempo? Para salvar el planeta, digo. Cada vez hay más cumbres sobre cambio climático, bosques, agua y recursos naturales; pero más allá de los bonitos discursos, la verdad es que lo único sostenible ha sido la retóricarumbos I REVISTA RUMBOS

Escribe: Stefan Austermühle

¿Quién sabe que es “sostenibilidad”?

Hoy en día “sostenibilidad” es una palabra de moda: los conservacionistas piden una sociedad sostenible, los políticos velan para un desarrollo sostenible, los empresarios desean tener empresas sostenibles y los economistas sueñan con un crecimiento económico sostenible. Al menos de la boca para afuera.

Sin embargo –al pedírseles precisiones- muy pocos saben lo que significa “sostenibilidad” realmente. Si buscamos una definición encontramos frecuentemente que sostenibilidad se logra obtener mediante el “uso racional” de los recursos naturales, quiere decir que usamos sólo “lo necesario” de un recurso.
El problema de esta explicación sin embargo es que nadie define qué tipo de uso será “racional” y cuánto es “lo necesario”. Al ser “racional” y “necesario” dos términos no cuantificables, cada quien queda en libertad de decidir que es racional y necesario según su punto de vista, con lo cual no se llega a nada concreto.
Ante este problema hasta organismos internacionales caen en trampas semánticas, como por ejemplo la Convención las Partes Contratantes de la Convención Internacional de Humedales RAMSAR que define el uso racional de un humedal como su uso sostenible.
En resumen el “uso racional” es un sinónimo del “uso sostenible”, pero no una definición de sostenibilidad. Queda entonces todavía por explicar, ¿qué es “sostenibilidad”?
De hecho todo el caos de definiciones existentes no se deja explicar, menos con la ambición de los diferentes autores en querer brillar con “nuevos” o supuestamente “mejores” versiones de la definición antigua y original que ya es suficientemente clara. Me refiero a la definición de “Desarrollo Sostenible” publicado por la Comisión Brundtland en 1987 en su primer informe “Nuestro Futuro Comun”:
“Desarrollo Sostenible es un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.”
Con esta definición la comisión internacional liderado por la anterior Primer Ministra de Noruega, la Señora Gro Harlem Brundtland, se creó un límite a ser respetado por los políticos y empresarios del presente: El uso de un recurso que lleva a la reducción de este recurso y pone en peligro su existencia claramente quitará a las generaciones futuras la posibilidad de también usar este recurso y por ende no es sostenible.
La meta de sostenibilidad es entonces asegurar el bienestar de las generaciones futuras limitando el uso de los recursos por las personas que viven en el presente.
Esta premisa es una clara respuesta al peligro de la destrucción de nuestra base de vida en este planeta. Este peligro fue reconocido a nivel mundial cuando el Club de Roma publicó en 1972 su informe “Los Límites del Crecimiento”. Este informe nos hizo ver por primera vez con toda claridad que los recursos naturales no son inagotables y que por ende el crecimiento económico de nuestras sociedades de todas maneras llegará a sus límites, siendo esto solo una cuestión del “cuando”. Sobrepasando estos límites de capacidad de producción de recursos por parte de los ecosistemas del planeta el resultado es el deterioro ambiental y en consecuencia la implosión de nuestros sistemas económicos, de nuestras sociedades y de nuestras estructuras políticas democráticas, con todas las consecuencias negativas que implica esto.

Políticos y economistas que piden un desarrollo sostenible y a la vez defienden que el crecimiento del PBI no tiene límites y será por siempre la única forma de crear calidad de vida sólo demuestran que no comprendieron el mensaje mandado por el Club de Roma y la Comisión Brundtland. Con esto demuestran que realmente no entendieron que cosa es “Desarrollo Sostenible”.
Es por esta incomprensión de nuestros líderes políticos y económicos que 25 años después de la llamada de atención por parte de la comisión Brundtland nuestras sociedades no sólo no dieron ningún paso adelante hacia la sostenibilidad, sino al contrario aumentaron la velocidad de explotación y reducción de los recursos naturales, a pesar que las señales del grave deterioro ambiental ya son visibles para quien es capaz de abrir los ojos y mirar a su alrededor.
Ante esto la misma Señora Brundtland lamentó en una entrevista en el último año que todavía la mayoría de personas a nivel mundial se niegan a aceptar los hechos científicos que comprueban el deterioro de nuestro planeta. Ella pidió que no deberíamos esperar que nuestros líderes políticos tomaran pasos y decisiones hacia la sostenibilidad, sino que más bien el desarrollo sostenible es tarea y responsabilidad de cada uno de nosotros porque todos estamos “sentados en el mismo barco” con el cual nos hundiremos o, siempre hay que tener una esperanza, podamos mantenerlo a flote creando una sociedad sostenible dentro de las siguientes dos o tres décadas.



Una herramienta para llegar al ideal de sostenibilidad es la ecoeficiencia. Concepto clave que se traduce en optimizar los procesos de producción de bienes y servicios reduciendo el uso de los recursos naturales al mínimo posible, aprovechando el mayor nivel de tecnología existente y mediante un cambio de nuestras costumbres de uso. Ser una empresa eco-eficiente no sólo es una oportunidad de reducir los gastos operativos de una empresa significativamente mientras que a la vez se protege el medio ambiente. Es también una responsabilidad moral de los empresarios a beneficio de las generaciones futuras.
La ONG Mundo Azul asesora a empresas de cualquier tipo y tamaño en cómo lograr ecoeficiencia en su producción y recientemente ha creado especialmente para micro y pequeñas empresas un nuevo sistema de certificación en ecoeficiencia alcanzable a bajo costo pero manteniendo una alta calidad basada en métodos científicos. Más información acerca de la certificación se puede obtener en http://perusostenible.org/
Para obtener mayor información sobre sostenibilidad, que es y qué significa para nuestra economía pueden ver mi video-charla “Sostenibilidad”: http://www.youtube.com/watch?v=gvfjkJBbTZ0
Aún más información se encuentra en mi libro: “Sostenibilidad y ecoeficiencia en la empresa moderna”, publicado en 2012 por el Fondo Editorial de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) –se consigue en las librerías o como E-book: http://pe.upc.libri.mx/libro.php?libroId=505

                                    


martes, 4 de junio de 2013

El 10 % de la tierras en el Peru, en manos de extranjeros



10% de las tierras de la costa en manos extranjeras
Solo Odebrecht y Maple controlan el 3%CEPESRURAL I CEPESRURAL
Publicado: 04 junio, 2013
Actualmente, la Costa peruana contaría con 863 mil hectáreas de tierras de cultivo [1]. De esta superficie, cerca del 10% tendría algún grado de participación de inversionistas extranjeros (ver cuadro), ya sea de forma independiente o como accionista mayoritario o minoritario de capitales peruanos.
En el Perú nadie ha puesto en tela de juicio la compra de inmuebles rurales por parte de extranjeros, debido a que se ha venido considerando su participación como marginal en comparación a grupos económicos nacionales como Gloria, Oviedo o Romero.
A diferencia de Perú, en otros países de Sudamérica se limita o prohíbe la transferencia de terrenos agrícolas a extranjeros, sean personas naturales o jurídicas. Buena parte de estas medidas son de índole geopolítica, y tienen por objeto limitar la adquisición de tierras por parte de extranjeros en zonas de frontera o de seguridad.
Sin embargo, en los últimos años, algunos gobiernos de la Región han decidido reforzar otro conjunto de herramientas legales para enfrentar fenómenos concretos de extranjerización de la tierra que vienen ocurriendo en sus territorios.
Por ejemplo, la vigente Constitución de Bolivia prohíbe a los extranjeros adquirir tierras del Estado. En Brasil la adquisición de inmuebles rurales por parte de extranjeros está sujeta a la fiscalización del Estado y, en el mejor de los casos, no puede superar la cuarta parte (1/4) del territorio de los municipios. El gobierno argentino, por su lado, ha introducido recientemente una serie de restricciones a la extranjerización de la tierra (Ley Nº 26.737), como el límite de quince por ciento (15%) a toda titularidad de tierras rurales por parte de extranjeros.[2]
A pesar de esto, las expectativas de que alguna de estas medidas tenga éxito son reducidas, tomando en cuenta que las disposiciones que prevén para contrarrestarlo no tendrán efectos hacia atrás (irretroactivas) y que la extranjerización de la tierra en estos tres países es un fenómeno sumamente extendido[3].
Un reciente estudio auspiciado por la FAO indica que en Argentina 6 millones 722 mil hectáreas estarían bajo el control de inversionistas extranjeros. En Brasil, los datos arrojan 4 millones 348 mil hectáreas extranjerizadas, y en el caso de Bolivia, inversionistas extranjeros, principalmente brasileros y argentinos, poseerían más de un millón de hectáreas de las mejores tierras agrícolas y ganaderas.[4]
El Perú ni por asomo tiene la cantidad de tierras de los tres países mencionados. El año 2011, por cada peruano existía apenas 0,15 de una hectárea cultivable, muy por debajo de los promedios de Argentina (0,96), Brasil (0,40) y Bolivia (0,40).[5]
Sin embargo, la escasez de tierras en nuestro país no ha sido impedimento para la llegada de inversionistas extranjeros, principalmente en la Costa donde se concentran las tierras de mejor calidad y la inversión pública en mega proyectos agrícolas como Chavimochic, Olmos, Chinecas, etc.
Como se mencionó anteriormente, de las 863 mil hectáreas de tierras de cultivo que tiene la Costa, aproximadamente 84 408 hectáreas, casi el 10%, tendría algún grado de participación de inversionistas extranjeros, como se puede ver en el siguiente cuadro.
Con estos datos a la vista es momento de prestar atención a la adquisición de inmuebles rurales por parte de extranjeros, examinar qué efectos ha tenido en otros países de la región y proponer medidas preventivas para que no amenace la seguridad alimentaria o acentúe las desigualdades.
El ascenso en la demanda global de alimentos y madera, sumada a las políticas que promocionan la producción de biocombustibles y proyectos de conservación y compensación del carbono, constituyen poderosos incentivos para que inversionistas extranjeros incrementen su participación en la adquisición de inmuebles rurales, desde nuestra perspectiva es importante saber ¿Cuál será el costo?
Notas:
[1] Esta cifra considera las aproximadamente 779 mil ha de riego que figuran en el Censo Nacional Agropecuario de 1994, y las 84 mil hectáreas que se habrían ganado producto de las obras de irrigación de Olmos y Chavimochic.
[2] Un límite específico de mil hectáreas abarca la zona denominada «núcleo», que integran los departamentos y partidos de Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires, Pergamino, Arrecifes y Carmen de Areco, considerada la de mayor aptitud agrícola de Argentina.
[3] Por esa razón, es más probable que Argentina, Brasil y Bolivia hayan decidido reforzar el control de la extranjerización de su territorio de manera preventiva, teniendo a la vista el informe de la FAO que indica que forman parte del grupo de siete países que concentran más de la mitad de la tierra con potencial para la producción agrícola mundial.
[4] En FAO (2012). Dinámicas del mercado de la tierra en América Latina y el Caribe: concentración y extranjerización.
[5] Según los perfiles de país de FAOSTAT.
[6] El socio mayoritario de Camposol es la familia peruana Dyer que tiene una participación del 33.2% en el número de acciones. Pero hace pocas semanas la empresa Golden Target Pacific Ltd, controlada por el grupo económico chino Ng, habría adquirido el 11.3% de las acciones de la empresa, y junto al Deutsche Bank AG (Alemania) que ya manejaba el 14.58% de las acciones se convierten en los dos principales socios minoritarios de Camposol.
[7] Según la Superintendencia del Mercado de Valores, además del Grupo Wong (Perú) que tiene un importante paquete de acciones de Andahuasi a través de su empresa Río Pativilca S.A, figuran como accionistas minoritarios las siguientes empresas domiciliadas en Panamá: Ducktown Holdings S.A con el 17% de acciones; Inversiones Dagomar S.A. con 16%; y Zabuck International INC con el 13% de acciones.
[8] Según la Superintendencia del Mercado de Valores, el accionista mayoritario de Pucalá es la empresa estadounidense Cromwell Assets S.A. con una participación del 51% en las acciones de la azucarera.
Más información: Observatorio de Tierras

 
 

 

 

martes, 21 de mayo de 2013

BIOCOMBUSTIBLES


Biocombustibles

Publicado el 2 Febrero, 2012 por Tomás Unger

El reemplazo de los hidrocarburos en la generación de energía es el principal medio para frenar el calentamiento global y el cambio climático. Se trata de reducir en lo posible, el consumo de carbón, petróleo y, en menor grado, del gas. Una de las maneras de hacerlo es reemplazando los hidrocarburos con “biocombustibles”.
Estos son generalmente alcoholes producidos por fermentación de azucares extraídos de vegetales. Para este fin se usa desde el maíz, muy poco eficiente, hasta la caña de azúcar, la mas eficiente después de las frutas, que resultan económicamente inviables.
El problema de los biocombustibles es que requieren áreas de cultivo, que producen alimentos. Diversos cálculos indican que, si reemplazamos el petróleo con biocombustibles, nos quedaríamos sin comida. Esto reduce grandemente las posibilidades de los biocombustibles como sustituto de los carbohidratos, y limita su empleo a ciertas zonas y cultivos.
Ahora ha surgido una nueva especie de biocombustible que ofrece grandes posibilidades, no requiere terreno de cultivo y dispone de áreas ilimitadas. Se trata de las algas, en particular del Kombu. Usada hace tiempo como alimento en diversos países de Asia, esta alga es una planta con alto contenido de carbohidratos susceptibles a ser convertidos en combustible.
Recientemente un grupo de investigadores dirigido por el doctor Yasuo Yoshikuni ha logrado modificar genéticamente la bacteria Escherichia coli para que fermente los azucares contenidos en el alga kombu alga para convertirlos en etanol. Por el momento el proceso esta a nivel de laboratorio, pero se espera iniciar pronto la fase industrial. De ser exitosa, la obtención de biocombustibles de algas abriría un nuevo panorama a los biocombustibles.
 

 

 

 

sábado, 11 de mayo de 2013

¿Es la agricultura una actividad extractiva?





En el Perú y en otros países de América Latina se debate sobre el modelo «extractivista», entendido como la característica principal de un estilo de crecimiento económico centrado fundamentalmente en la explotación de los recursos naturales, sobre todo en la extracción de recursos mineros y de hidrocarburos.

Hay varias críticas a este modelo. En primer lugar, depende principalmente de la generación de rentas, es decir, de una ganancia que se basa sobre todo no en la eficiencia ni en la competitividad, sino en el simple hecho de que el Perú —y algunos otros países— tiene recursos naturales que otros países no poseen o por lo menos no en la abundancia requerida, razón por la cual los que sí cuentan con esos recursos pueden cobrar un plus, una renta. El Perú tiene muchos y diversos recursos naturales; por ello, la renta que obtiene es cuantiosa.

Una segunda crítica al modelo extractivista es que genera escaso valor agregado. El valor agregado lo da la transformación de las materias primas en bienes con gran contenido de conocimiento. El Perú exporta, sobre todo, materias primas poco procesadas, e importa esas mismas materias pero ya transformadas intensamente, como computadoras, complejos bienes de capital, etc.

Un tercer rasgo del extractivismo es su referencia casi exclusiva a recursos naturales no renovables, como los minerales, el gas y el petróleo, que una vez extraídos no se pueden reponer.
La pesca y la agricultura, ¿son actividades extractivas? La pesca es extracción de peces del mar, lagos y ríos; pero, a diferencia de los minerales y los hidrocarburos, es un recurso renovable. Sin embargo, puede no serlo si la falta o violación de la regulación de la pesca termina con la reducción y eventual extinción de especies pesqueras.

¿Y la agricultura? Es una actividad también renovable (aunque hay modos de hacer agricultura que destruyen, a la larga, los recursos de los que depende); la pregunta es si nuestra agricultura moderna puede ser una actividad de alto valor agregado. Puede serlo si antes de la producción agrícola misma hubiese una intensa, abundante investigación biológica, física, química, agronómica, etc., de alta calidad, que diese lugar, por ejemplo, a variedades de plantas y semillas de alto rendimiento y resistencia a los avatares climáticos, en escalas mucho mayores que los modestos avances actuales; a técnicas de cultivo altamente productivas y al mismo tiempo sostenibles; etc. Ello implicaría que las universidades —no una o dos, sino la mayoría; sobre todo, las de provincias— tengan suficientes recursos financieros; personal calificado del más alto nivel y en cantidad suficiente; laboratorios modernos; vinculación intensa y sistemática con la comunidad científica internacional; y, principalmente, una clara conciencia de su misión como universidad. Implicaría también que estos conocimientos fuesen extensamente difundidos. Todo esto es difícil de alcanzar sin una política estatal de mediano y largo plazo.

Lo que más caracteriza a nuestra agricultura moderna es que sea, en alto grado, una «maquila» que importa semillas, insumos, bienes de capital, software, asesores; es decir, que importa insumos ricos en conocimientos. ¿Y qué aporta? Sobre todo, recursos naturales: tierra, agua, buen clima, y mano de obra barata; también, un cierto talento empresarial y comercial.

Sería injusto decir que las universidades peruanas y otras instituciones de investigación no aportan (lo hacen, pero a una escala clamorosamente insuficiente), o que no haya empresarios agrícolas progresistas y creativos. Pero mientras no haya un salto cuantitativo y cualitativo, nuestra agricultura puede estar muy cercana de ser calificada como una actividad extractivista.

 

martes, 7 de mayo de 2013

Sostenibilidad

sostenibilidad
El mundo enfrenta una crisis más profunda que la económica, los conflictos étnicos y políticos: la sostenibilidad de nuestros patrones de consumo. La creciente población mundial aspira alcanzar más altos niveles de vida, una aspiración justa que supone un mayor consumo. El consumo abarca, desde el agua, el alimento y la energía, hasta los materiales para la ropa, la vivienda y lo que esta contiene. Estos patrones de consumo, que ya han alcanzado niveles insostenibles en los países desarrollados, son ambicionados por un creciente número de personas.
La consecuencia es una presión sobre los recursos del planeta que en algunos sectores ha pasado el punto de quiebre. En otras palabras, hay sistemas que han superado su punto de elasticidad, o sea su capacidad de recuperarse. Como consecuencia, desaparecen especies y colapsan ecosistemas. En ciertas regiones escasea lo básico: el agua y los alimentos. Se ha creado una situación de conflicto entre los patrones de consumo de una parte de la humanidad y la sostenibilidad de los recursos del planeta. El ejemplo más reciente que ilustra el conflicto son los biocombustibles. Para que unos puedan seguir andando en automóvil, otros tendrían que dejar de comer.

NUESTRO MEDIO AMBIENTE
La humanidad está tomando conciencia –mejor tarde que nunca– de la crisis de sostenibilidad. Nuestro país ha tomado una medida valiente: ha creado el Ministerio del Medio Ambiente. La considero valiente porque será un sector del ejecutivo que deberá enfrentar muchos conflictos. Es más, su razón de ser es el conflicto intrínseco entre los patrones de consumo y los incentivos económicos, y la sostenibilidad de los ecosistemas que han hecho posible hasta ahora la vida tal como la conocemos.
La selección de prioridades es lógica pues enfrentamos los problemas inmediatos. El agua, los desagües, la contaminación de ríos y la tala de bosques son problemas prioritarios. Pero habrá más. En la medida en que la autoridad y cuente con el apoyo del gobierno, tendrá que enfrentar problemas en todos los sectores. En un momento dado, muchas actividades económicas entran en conflicto con la conservación del medio ambiente.
En nuestra historia tenemos ejemplos dramáticos, como los humos de la Oroya y Toquepala, los relaves de la sierra central, la bahía de Paracas, etc. Por supuesto que no somos los únicos ni los peores, pero el mal de muchos no es consuelo. A través de la historia, los patrones de consumo han alterado el medio ambiente. A partir del siglo XVI los bosques de Europa se fueron a navegar para construir imperios, le demanda de carbón de la revolución industrial hizo destrozos y oscureció el campo.

EL CONSUMO
La extracción de materias primas ha ido creciendo aún más rápido que la población mundial. Los avances tecnológicos han hecho posible un ritmo de extracción que no era soñado al inicio de la Revolución Industrial. Uno de los ejemplos es la pesca. Donde antes se usaban arpones y redes jaladas a mano desde embarcaciones a vela, hoy cañones y barcos factoría están acabando con las ballenas y peces en diversos mares del mundo. Es más, la preferencia del hombre por ciertos productos ha hecho que se rompan cadenas alimenticias quebrando sistemas ecológicos, como en nuestro caso la desaparición de la merluza por sobrepesca de la anchoveta.
El consumo alcanza todos los campos e impacta el ambiente por muchos lados. Las inofensivas gaseosas y los centros comerciales producen a diario toneladas de plástico, de larga vida y difícil reciclaje. En diversas partes del mundo los neumáticos usados atrapan lluvia y, sin peces que se coman las larvas, son el criadero ideal de mosquitos. La basura electrónica, con cientos de millones de artefactos desechados cada año, no encuentra lugar y termina yendo a países africanos con resultados desastrosos.
Hay mucho que hacer de inmediato. El balance es delicado, porque muchas industrias se establecieron contando con la ausencia de restricciones, o la laxitud de los encargados de hacerlas cumplir.

domingo, 24 de febrero de 2013

LA MINERIA Y EL DESARROLLO RURAL


La Minería y el Desarrollo Rural. Por Carlos Monge

de Movimiento Tierra y Libertad Perú, el domingo, 24 de febrero de 2013 a la(s) 12:19 ·

El 50% del impuesto a la renta y las regalías que pagan las empresas mineras va a los gobiernos regionales y locales de las regiones productoras. Si esa plata se gasta en mantenimiento de obra pública pagando jornales 4 veces mayores que los que pagan los productores rurales, habrá más liquidez local durante un tiempo, pero se estará matando a la agricultura y el desarrollo rural. Si los alcaldes gastan esa plata en buena infraestructura de comunicaciones pueden abaratar la salida al mercado de los productos campesinos locales, pero también pueden facilitar la invasión de productos alimenticios manufacturados baratos que desplazan a la producción local.

Las empresas mineras impactan negativamente sobre el desarrollo rural si destruyen las fuentes de agua, toman el agua que antes usaban otros, o la contaminan. Pueden impactas positivamente sin compran muchos bienes y servicios a los campesinos locales, sosteniendo de esa manera procesos de acumulación local. Pero también pueden demandar muchos bienes y servicios urbanos y encarecerlos, lo que afecta negativamente a los campesinos que también los consumen.

Pero, en ningún caso es realista esperar que unos cuantos proyectos mineros le puedan comprar toda su producción a todos los miles de pequeños productores agropecuarios de una región rural. Por ejemplo, de acuerdo al CENAGRO 2012, Cajamarca es la región con más productores agropecuarios (345,341, seguida de Puno y después Ancash). No hay manera que Yanacocha, Goldfields y unas cuantas otras inversiones mineras se compren toda la producción de la región. Pero si es un hecho que buena parte de los campesinos de la región se ven afectados por el aumento de los precios de alojamiento, transporte, alimentación y otros servicios urbanos en la ciudad de Cajamarca, resultantes de la demanda que por esos bienes generan las mineras.

Es un mito pues eso de que las mineras automáticamente generan desarrollo rural. Su impacto en el desarrollo rural dependerá en verdad del uso que las autoridades locales y regionales den a los recursos fiscales que la minería genera, de su impacto sobre el agua, y de las políticas de compras de bienes y servicios de cada empresa.

En realidad, el destino del desarrollo rural está en las manos, sobre todo, del Ministerio de Economía y Finanzas y del Banco Central de Reserva, que son los que toma decisiones -por ejemplo- sobre el tipo de cambio y los aranceles, que facilitan o dificultan la importación de alimentos baratos de otras partes del mundo. Y del Ministerio de Agricultura y sus políticas y programas sectoriales. Para lograr el desarrollo rural, no hacen más inversiones mineras sino más políticas públicas que generen oportunidades para los pequeños productores.